viernes, 27 de noviembre de 2009

Otro más en mi colección de odios.

La vi pasar acompañada de su séquito como moscas a la mierda. Se veía más alta que la media, pero no supe si era cierto. La miré 2 veces o más, sin evitarlo. Era bonita, pero no más que una cualquiera. Parecía seria e inteligente (muy mala mezcla) (esas son las peores) Yo la miré, le dije algo. Me saludo con pena, como quien saluda a un leproso cuya nariz está a punto de desprenderse. Me habló rápido. Era un poco más alta que yo y podía mirar sobre mi cabeza mientras hablaba. Me fijé que siempre anda con la misma chica: una insignificante que parece muda, que no es bonita, que está en los huesos y parece haber detenido su desarrollo justo en el punto en que comienzan a diferenciarse los niños de las niñas. Mientras me habló el resto, las mosquitas, hicieron un círculo a su alrededor y se secretearon mirándome de reojo, la muda sale de la espalda de su jefa como un tumor benigno, pero triste; yo escucho el tsss tsss de sus voces mosquísticas comentando mi vergüenza y mis hombros se encogen de manera involuntaria. Eso fue todo y se dio vuelta, sin aviso, su falda hizo una onda en su giro y siguió hasta perderse de nuevo. Su séquito la escoltó y yo me quedé ahí, como pegada al piso, sin moverme, por segundos que fueron eternos hasta retomar la conciencia para seguir caminando con un odio más.

2 comentarios:

verde dijo...

Siempre me parece que falta una categoría, porque no encuentro que "gracioso, fome, cursi" sean suficientes, yo pondría chido o chingón.

no-elegancia dijo...

Yo creo que este en particula está muy fome... de hecho lo voy a marcar así.