domingo, 21 de febrero de 2010

101 (o ¡viva el despecho!)

Maldita la belleza post-apocalíptica, tu palidez de invierno, mi preferencia de los huesos a la carne.
Miro tus ojos redondos –tenemos que dejar destruirnos- digo antes que des vuelta.
No puedo memorizar las salidas, las espaldas, y es por eso que pienso que nunca te has ido.

Maldita la incapacidad de retener tu mano tocando mi pelo como el calorcito eterno que me haga dormir.

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