miércoles, 19 de noviembre de 2008

Exijo respeto para Amy Winehouse (o No hagamos leña del jopo caído, primera parte)


“Dos piernecitas flacas salen de esa micro-minifalda de bluyín que es acompañada por un top blanco, algo así como sudadera de supermercado. Las dos patitas flacas finalizan en dos altísimos tacones de piel de algún animal exótico en peligro de extinción, todo el atuendo coronado por la perfecta pintura “estilo gato” en los ojos y un increíble jopo de dimensiones bíblicas.”

Esta es, amigos míos, la descripción más refinada que he podido hacer de (¿adivinan quién?) (obvio):

AMY WINEHOUSE.

Sí, Amy, la nueva diva autodestructiva que alimenta portadas y periodistas del celebrity world mundial.
“La eimi guainjaus” a quien conocemos por los escándalos que hacen honor a su apellido y la llevaron directo al sucio estrellato internacional.
Amy Winehouse no es como las otras, ella es única. Ella a diferencia de los referentes autodestructivos contemporáneos (llámese la millonaria Paris, la decadente Britney o la lesbiréxica Lindsay) no fue una chica nacida para la fama. No es hija de un millonario, no salió en el club Disney y, tristemente, ni siquiera tuvo Rojo.
Amy, como cualquiera de nosotros, nació FEA, probablemente hinchada y roja resaltando con esto su cara particularmente desquiciada y sus ojos demasiado juntos. Amy, como cualquiera de nosotros (supongo), nació en un hospital en los suburbios (esta palabra le da seriedad a todo el resto del reportaje) del norte de Londres, la pobre desgraciada estaba muy lejos de los espectáculos de Hollywood. Amy creció ahí y como cualquiera de nosotros (vuelvo a suponer) se rodeo de adolescentes molestosos y jueguitos de plaza. Entonces, pongámonos en los tacones de Amy Winehouse por un momento… ¿Cree usted que la infancia de la niña más fea y deforme del barrio fue linda? ¿Cree usted, mi querido lector, que Amy Winehouse podría haber soportado aquellas experiencias sin convertirse en la bestia humana adicta al crack que es hoy en día? Pues yo lo dejo a su conciencia.
Así, Amy fue la típica niña-adolescente que, estando lejos del Club Disney y siendo imposible su ingreso a este por su cara de pobre, tuvo que lidiar con la falta de dinero robando de la cartera de su madre, del bolsillo de su padre o de la placa de la abuela, lo que estuviese más cerca. Amy, como todo adolescente normal, tomó siempre las peores decisiones y por ello (como cualquiera lo hubiese hecho) debió empeñar la tele de la casa, la radio a pilas de su abuelito, el tubo de oxigeno de la abuelita e incluso debió dejar a su hermano pequeño en garantía para que sus dilers (sic) no la mataran (y digamos-lo ¿A quién no le ha pasado?)
Claro, con el tiempo, como ya sabemos, a la lolita le gustó cantar y (gracias al cielo y porque Dios es grande) tuvo la suerte de que algún productor-busca-talentos escuchó su hermosa y poco delicada voz enamorándose de esta antes de mirar su horrible rostro y su “poco armónico” cuerpecillo. Así fue pues Amy cantaba desde mocosa en barsuchos hediondos de mala muerte (como los que nosotros también hemos frecuentado, reconozcámoslo) y por supuesto para enfrentar esta triste realidad necesitaba estar muy borracha y estúpida de tanta droga.

Con estos simples datos ¿podemos ahora juzgar a nuestra pobre Amy?
¿Qué derecho tenemos nosotros de juzgar a esta mujer que tanto nos hace disfrutar de sus bochornos, que tanto nos hace reír con sus fotos sin dientes?
¿Cómo podriamos nosotros increpar a esta celebridad caída en desgracia cuando ella misma nos ha dicho "yu nou dat aim not gud"?
Amigos, esta es sólo la primera parte de esta historia. Para la próxima tendré más calamidades, más desgracias de esta desgraciada mujer… y veremos si con esto se atreven a juzgar a la escandalosa y horripilante mujer del jopo:
nuestra querida Amy Winehouse.

2 comentarios:

ximenerd dijo...

mi abuela también usaba un tubo de oxígeno, ahí me sentí super identificada con amy, aparte que para ponerme frenillos tuvieron que sacarme siete dientes de leche a eso de los 13 años, una verguenza reirse y buscar pololo cuando te faltan los dientes, me imagino lo terrible que es para amy haber superado el trauma de "la cuatro dientes". y si, uno es fea y fea de verdad, no se arregla eso, porque naciste fea y moriras fea.

una vez vi una hermosa pelicula que se llamaba

la precuela de la masacre de texas

y ahi decian esta frase de gran poder filosofico-literario

"ser bonita es superficial,.. pero se fea se lleva en los huesos"..

y con este mensaje quiero defender a amy, por drogona fumona y fea.

Unknown dijo...


Amy reyna del soul!! Nadie como vos.. unica!!! Brilla y segui cantando desde alla arriba 😘😘🌾🌾🌻🌻💐